Como proteger la piel del frío y la calefacción
En invierno nuestra piel pierde fuerza, hidratación y luminosidad ya que tiene memoria frente a todas las agresiones que sufre. En invierno del frío y en verano del sol.
Las heladas hacen que los vasos sanguíneos (capilares) se contraigan para así mantener la temperatura en las capas bajas de la piel. Por tal razón la circulación sanguínea se reduce, y la piel recibe menos oxígeno y nutrientes. Las bajas temperaturas producen sequedad, tirantez, rojez, rosácea en nuestra cara. También aparecen manchas rojizas en nariz, pómulos y mejillas.
La calefacción produce un efecto inverso al frío, dilata los vasos sanguíneos por lo que aparecen las rojeces y rosácea en la cara.
Las zonas que más sufren los efectos de estos cambios extremos de temperatura son aquellas con mayor exposición como el rostro y las manos.